Carta de un Adicto


Carta abierta a mi familia:

Soy un adicto(a), necesito ayuda...

No me resuelvan los problemas. Esto sólo hace que les pierda el respeto.

No me censuren, no me sermoneen, no me regañen, no me culpen ni me discutan, ya sea cuando esté endrogado(a) o cuando no lo esté. Si lo hacen puede que se sientan bien, pero harán que las cosas empeoren.

No crean en mis promesas. La naturaleza de mi enfermedad no me permite cumplirlas, aunque en ese momento tenga la intención de hacerlo. Las promesas son la única forma de aliviar mi dolor.

No me permitan que haya cambios en los acuerdos que tomemos. Si llegamos a un acuerdo, manténganse firmes.

No pierdan la paciencia conmigo. Si lo hacen se destruirán y destruirán cualquier posibilidad de ayudarme.

No permitan que la ansiedad que sienten por mí los lleve a hacer lo que yo debería hacer por mi mismo(a).

No me encubran ni traten de relevarme de las consecuencias de mis actos provocados por mi uso de drogas. Esto puede disminuir la crisis, pero hará que la enfermedad empeore. Sobre todo, no huyan de la realidad como yo lo hago. La dependencia a las drogas, mi enfermedad, se empeorará cuando persisto en usarlas.

Empiecen ahora a aprender, a comprender y a hacer planes para su recuperación. Busquen los Grupos de Familia Nar-Anon que existen, para ayudar a las familias de aquellos que abusan del uso de drogas.

Necesito ayuda: de un médico, un psicólogo, un consejero, y de un adicto en recuperación que encontró la sobriedad en Narcóticos Anónimos; y principalmente necesito la ayuda de Dios. No puedo ayudarme yo mismo

Su adicto(a).


Traducción libre –”Guía para la Familia” Literatura aprobada, publicación de Al-Anon

 
Joven adicto a las drogas...

Sólo por hoy...

No temeré. Especialmente no tendré miedo de disfrutar lo que es bello, y de creer que conforme yo dé al mundo, el mundo me dará a mí.